Poemas dedicados a las almas tierras, a las aguas manantiales. Versos inspirados en la llamada atávica de la tierra natal, en las voces familiares de los enclaves o recintos clausurados que alumbran la memoria de cuanto fuimos.
Panorámica

ARRABALDE (Zamora) ---- Panorámica artística de la villa desde la vega.
jueves, 28 de julio de 2016
Mediodía
Está sereno el sol y el mediodía
ofrece a mi ventana el aire fresco
de unos niños que juegan en la plaza.
Y sus voces alcanzan
el sol de aquella calle, y apaciento
con mis ojos de niño los rebaños
perdidos por los valles de mis días ausentes.
Y palpo el oro nuevo de los trigos maduros
y aún, desde el silencio aquel que entonces
cabía entero en el asombro
de las hebras de luz asidas con mis dedos,
hubiera recobrado la borrada
música de las voces que me amaban,
si no es por este aciago
bullicio de metal que se levanta, por
este dolor de la memoria herida,
el desandar de este desierto
que entrega, lentamente, bajo el sol
mis ojos al asfalto de una plaza vacía.
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Hermoso poema, Felipe.
ResponderEliminarGracias, Onésimo, por tu comentario. Recibe un abrazo.
EliminarHay que limpiar el corazón del eco de las paredes muertas y volver a la infancia inmarcesible, a los días azules, al bolsillo del último Machado.
ResponderEliminarGracias, Javier. La infancia inmarcesible, si. Es casi imposible eludir la alegría de los colegiales en el patio o plaza sin recordar los versos de MACHADO. Un abrazo.
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